miércoles, 23 de febrero de 2011

EL KYBALIÓN

Desde los inicios de la humanidad ha habido innumerables interrogantes acerca del origen del hombre, de todo aquello que lo rodea, del cosmos en su conjunto, así como la forma en que los seres humanos deben conducirse para la armonía de su entorno. A dichas interrogantes se le han atribuido igualmente innumerables respuestas que a algunos o muchos convencerán, pero que para otros tantos será lo contrario, llevando así a interminables luchas por sostener la verdad de sus posturas.

En ese sentido, el Kybalión es un libro que contiene siete principios, axiomas o máximas que tratan de explicar el universo, la realidad o el todo y que constituyen la base de la filosofía hermética, la cual pretende una interpretación de la verdad de acuerdo a su postura y sus creencias, pero que a su vez quiere evitar que tales principios se conviertan en un dogma.

Se trata de una obra escrita por iniciados o seguidores de la doctrina hermética, llamada así por su fundador Hermes Trimegisto o ‘el elegido de los dioses’. No se refiere a la obra directa del Kybalión, sino una referencia al mismo, donde son enunciados y explicados en cierta manera sus principios, que según sus defensores han influido en los sistemas filosóficos de todas las razas y de todos los pueblos, durante siglos enteros.

Los siete principios son: el mentalismo, el de correspondencia, el de ritmo, el de polaridad, el de vibración, el de causa y efecto y el de género. Aquí solamente me referiré al primero de ellos, el cual se basa en que “el TODO es mente; el universo es mental”, esto es, en pocas palabras, se refiere a planteamientos subjetivistas, donde la mente produce la realidad y ordena el caos, pues puede interpretarse una realidad que tal vez no sea de la forma en que es percibida o que pueda no llegar a existir. Así, la realidad que cada individuo percibe, puede tener más concepciones que no son captadas de la misma forma para todos. Sin embargo, los dogmas previamente establecidos pueden influir preponderantemente en que las cosas ya estén conceptualizadas y dadas por ciertas que no permitan que se cuestione su funcionalidad ni existencia que la pueda poner en duda.

Así, el Kybalión, si bien para muchos no es un texto con el cual cualquiera se pueda familiarizar e incluso se pueda estigmatizar como un credo que no concuerda con las creencias de muchos, lo cierto es que su lectura invita a la tolerancia de ideas divergentes y no comunes.

En suma, este texto puede ayudar a producir conocimiento y a relativizarlo, esto es, a establecer la duda sistemática e incluso no dar por hecho lo que suponemos como establecido e inamovible, pues el realizar cuestionamientos a lo que creemos no puede tenerlos, posiblemente dará una perspectiva distinta a lo que nos rodea, dando como consecuencia también la apertura de ideas diferentes.

lunes, 21 de febrero de 2011

EL CONOCIMIENTO

Una palabra que se utiliza cotidianamente, pero que a su vez implica una noción difícil y compleja por lo que implica su contenido es la del CONOCIMIENTO, el cual únicamente podrá ser generado por un sujeto, esto es, la relación del conocimiento será básicamente entre un sujeto y un objeto, éste ya sea material o no.

Es muy frecuente el confundir este término con el de información, esto es, se presume que un sujeto al otorgar o suministrar información, está transmitiendo o adquiriendo un conocimiento. Sin embargo, el conocimiento no es transmisible, sino que se obtiene a través del contacto que el sujeto realiza con el objeto de estudio, para finalmente realizar una representación interna de éste, misma que puede ser sensible o intelectual. En tanto que la información sí puede transmitirse y solamente será la materia prima con la que cuenta el sujeto, para después procesarla en la mente y poder obtener conocimiento.

Esto es, cada sujeto se generará su propio conocimiento, ya que las diferencias que existen entre cada sujeto, la forma de percibir el objeto de estudio, la experiencia o la información previa que tenga acerca de ese objeto, entre otros aspectos, hacen nula la transmisión del conocimiento. Lo importante aquí, es resaltar que el simple hecho de recibir información no representa la obtención de un conocimiento, pues éste será adquirido después de distintos procesos de comprensión y reflexión que le sean propios a cada sujeto que lleve a cabo ese proceso y lo conduzca a realizar sus propias conclusiones sobre ese particular.

Finalizo estas líneas refiriéndome a las especies o niveles de conocimiento atendiendo a su universalidad, los cuales pueden ser de tipo vulgar, empírico, científico y filosófico. El primero es cuando un sujeto conoce algo sobre un tema sin realizar averiguaciones ni tener que comprobar nada; el segundo lo obtiene como resultado de su propia experiencia; el tercero, mediante una investigación metódica que describa al objeto de estudio de forma real, sin calificarlo o emitir juicios de valor, atendiendo a las características de ser objetivo, racional, sistemático y verificable (no lleva a una sola conclusión, pero busca dar validez al conocimiento) y; el cuarto utilizará diversos métodos de corroboración o validación, a excepción del método hipotético-deductivo.