sábado, 21 de mayo de 2011

TEORÍAS DE LA ARGUMENTACIÓN JURÍDICA. SU APLICACIÓN EN EL LITIGIO

En los últimos años se ha puesto en valor el proceso del razonamiento jurídico a través de la deducción lógica, principalmente en la actividad de motivación, es decir, en la justificación. Esta técnica de argumentación es un indicativo de un buen juicio conforme a derecho.

En efecto, un buen argumento dentro de la motivación que hacen los jueces, magistrados y ministros en nuestro sistema jurisdiccional, es signo de que haya un buen juicio por parte de ellos, y esto solamente se logra a través del uso de la argumentación jurídica en cualquiera de sus teorías, y sin importar cual sea el enfoque de los autores, pues todos coinciden en la idea anteriormente referida.

No obstante lo anterior, es de suma importancia destacar el hecho de que no solamente para resolver un controvertido es necesaria la argumentación, ya que ésta es una herramienta utilizada por los litigantes, por ejemplo, así, éstos profesionistas argumentan en sus escritos de demanda, de contestación, incluso en los escritos de ofrecimientos de prueba, en sus conclusiones o alegatos, para influir en el ánimo del juez y que éste falle a su favor, siempre combatiendo los argumentos de su contraparte, entrando en una lucha retórica y/o dialéctica, para vencer a la parte contraria.

Asimismo, una vez que el órgano jurisdiccional ha resuelto el controvertido en cuestión, los litigantes pueden hacer uso, una vez más, de la argumentación jurídica para combatir la decisión con la que se encuentran inconformes, y lograr que la superioridad revoque y/o modifique la resolución recurrida.

En la práctica, se puede destacar que tanto los litigantes, como los juzgadores, elaboran por lo general, sus argumentos con base en la lógica formal, a manera de silogismo, pues por una parte hacen referencia a la norma a aplicar, adecuan los hechos para finalmente concluir en la aplicación o incluso en la no aplicación de la norma a la especie.

Sin llegar a ser tan pragmático, sería interesante el hacer ejercicios mentales de lógica formal al redactar un escrito o leer una resolución para ver la aplicación de esa argumentación jurídica.

viernes, 20 de mayo de 2011

LA COMUNICACIÓN ORAL CON SUS POSIBLES HERRAMIENTAS

Siguiendo con el tema de la expresión de ideas de forma oral, el emisor debe tomar en cuenta que no es suficiente con conocer a fondo el tema que va a exponer, sino que también debe tomar en consideración el que tipo de auditorio a quien se va a dirigir. De cualquier forma, la expresión de las ideas y el tema a desarrollar debe ser a través de un lenguaje que no sea complicado ni con tantos tecnicismos, pues ello puede llevar a no lograr el objetivo principal de la exposición, esto es, el no transmitir las ideas que se desean dar a conocer.

Otro de los aspectos que deben tomarse muy en cuenta, es no dar por sobreentendidos lo temas o conceptos que se van a exponer, sino por el contrario, aún cuando se tuviera la impresión de que el auditorio al que se dirige ya los comprende, es recomendable aunque sea de forma muy breve explicarlos, pues ello llevará a una comprensión completa del tema.

tenga la noción del cómo expondrá su tema, esto debido a que no es lo mismo que el mensaje se dirija a un auditorio que aunque de forma meridiana conozca el tema, a uno del que no tenga conocimiento respecto del mismo; de igual forma, el expositor deberá prestar atención a que el auditorio.

Asimismo, el emisor del mensaje deberá utilizar un lenguaje distinto dependiendo del auditorio al cual se dirija, pues éste puede variar de forma considerable como es la edad, el nivel académico, educativo, social, económico, entre otros. También será útil en el caso en que se reúnan las condiciones necesarias para la exposición, el empleo de diversos recursos didácticos que el expositor tome como apoyo, no solamente para transmitir su mensaje, sino también para mantener el interés del auditorio, aunque lo recomendable será evitar su uso excesivo, pues esto podría desviar la atención del auditorio hacia el expositor e incluso que las ideas no les sean transmitidas.

Esos materiales, dependiendo del lugar en que se exponga, puede ser por mencionar un ejemplo el uso de pizarrones, aunque éste será recomendable que se utilice mientras se expone y no antes, pues se pierde tiempo y sobre todo la atención del público. En ese sentido, también se recomienda que se use para identificar palabras clave o ideas principales ya sea en forma de mapas mentales, de cuadros sinópticos, en forma de listas que vayan de mayor a menor jerarquía en la importancia de las ideas, entre otras, pero lo que se pretende con el uso de esta herramienta es que ayuden al expositor a delimitar su tema o recordarle en cierta forma los subtemas que va a abordar para que no pierda la idea principal que trata de transmitir. Lo anterior, además de ayudar al expositor, también será de utilidad para el auditorio, ya que así podrá seguir la exposición y recordar lo expuesto con anterioridad e incluso tomar nota de ello. La desventaja del uso excesivo de esta herramienta es que si se satura de información, ésta puede ser confusa para el auditorio, quien a la vez puede perder atención en el orador.

En sí, el uso de los diferentes materiales deberán ser únicamente como un apoyo del que se valga el expositor y no como el fin de la transmisión del tema. Por lo cual no hay un material que sea considerado como el mejor, sino que el más recomendable será aquel con el que cada expositor se adapte y se sienta más cómodo y lo más importante, aquel que le ayude a transmitir de forma más clara y precisa el mensaje y los objetivos planteados.

sábado, 14 de mayo de 2011

LA ARGUMENTACIÓN JURÍDICA EN LA APLICACIÓN JUDICIAL DE LA CONSTITUCIÓN. POSTURA DEL DOCTOR CARMONA TINOCO

Básicamente establece que si al momento de resolver cuestiones de aplicación con relación a un ordenamiento jurídico es necesario llevar a cabo un proceso de argumentación para sustentar su decisión, tratándose de la Constitución la misma reviste mayor importancia pues sus consecuencias jurídicas inciden en todo el ámbito normativo por ser la norma fundamental.

De igual manera, considera que es proporcional la libertad que tiene el juzgador encargado de la aplicación e interpretación de las normas constitucionales, con relación a la responsabilidad de argumentar y sustentar adecuadamente sus resoluciones.

Las premisas y la conclusión deben apoyarse en el propio orden constitucional. La forma más usual de la argumentación es la del silogismo, en donde para el examen de la constitucionalidad, la premisa mayor es un precepto constitucional que contiene los valores y principios supremos, y la premisa menor la norma ordinaria que no debe vulnerarlos.

La elección de las premisas a nivel constitucional no solo involucra elementos jurídicos, sino también políticos, económicos, sociales, históricos y culturales.

La labor creativa de los jueces puede provocar que no sea la ley sino ellos mismos quienes establezcan límites a la Constitución, lo que puede generar conflictos entre los tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial.

En cuanto a las razones por las cuales los tribunales de control constitucional se encuentran mayormente obligados a establecer argumentos que sustenten sus determinaciones, es que se trata de las normas del más alto nivel jerárquico; no existe un órgano superior que revise sus determinaciones; el argumento prueba la independencia y legitimidad de su función; las decisiones constituyen modelos a seguir para los juzgadores secundarios; es un reflejo de la eficacia del ordenamiento jurídico en general y eleva el nivel del debate jurídico.

Refiere que existen dos formas de modelo de defensa de la Constitución: uno difuso, en el que todos los jueces resultan ser jueces constitucionales (como en el sistema del derecho común), y otro concentrado, en el que un órgano especializado tiene en exclusiva la función del control de la constitucionalidad.

Las teorías de la argumentación resultan ser un nuevo enfoque para analizar la función judicial y el derecho como un discurso persuasivo que debe ser justificado. Así, se busca que las decisiones judiciales no solo sean correctas, sino razonables.

viernes, 13 de mayo de 2011

RECOMENDACIONES EN LA EXPOSICIÓN ORAL

Para transmitir de manera correcta las ideas que se desean expresar, se deben tomar en cuenta básicamente dos recomendaciones: Una es tener las ideas claras sobre el tema y la otra es conocer apropiadamente el lenguaje y los términos en los que se va a llevar o dirigir el proceso comunicativo.

En ese sentido, el concepto de comunicación, se puede entender como el proceso humano de interacción o transacción entre dos o más elementos de una sociedad o un sistema para transmitir ideas o sentimientos. Estas formas de transmisión son de forma verbal, escrita, auditiva, entre otras.

Entonces, cuando se lleve a cabo una exposición deben tomarse en consideración el uso apropiado del lenguaje, el cual suele estar caracterizado de un estilo personal, pues cada expositor emplea sus propias técnicas con la experiencia que ya tiene en la transmisión de ideas. Lo recomendable es no utilizar términos o conceptos complejos que resultan inentendibles.  Por supuesto que las ideas deben ser claras y precisas y si se tiene la necesidad de introducir nuevas palabras y conceptos, es necesario clarificarlos y utilizarlos.

Así el estilo y el método que cada emisor utilice en la exposición de su tema, será de gran importancia para que se produzca empatía con el auditorio, sin que ello se traduzca en rebasar los límites hacia la doble intencionalidad de la palabra, ya que lo contrario puede producir efectos altamente nocivos en el auditorio.

De igual forma, al exponer un tema es importante conocer los aspectos en que se desarrolla el auditorio, como su nivel académico, preferencias políticas, nivel económico, tipo de ideología en el que se desenvuelven, cultura, entre otros, entendiendo a esta última como el conjunto de saberes materiales, tales como el idioma o las tradiciones, incluso la religión que predomina entre ese auditorio y sus costumbres. Lo anterior, es con la finalidad de que el expositor no vaya a expresar alguna idea personal que pueda ser hasta ofensiva para el auditorio al que se dirige en ese momento y lugar determinado. 

Son muchas las recomendaciones para realizar una exposición adecuada y solo por mencionar algunas, éstas son: no emitir palabras altisonantes o frases ofensivas, peyorativas o racistas, porque son perjudiciales para el control y el manejo de auditorios, además, hablar en público es una actividad que siempre debe estar acompañada por la seriedad y la imparcialidad que requiere dicho proceso. El dominio de un lenguaje, origina que no tengamos que preocuparnos al momento de exponer un tema. Debemos omitir usar palabras que no conocemos. Procurar que el volumen de la voz sea el adecuado, así como evitar emitir sonidos por la nariz. El ritmo conversacional debe ser regular e irregular, pues un ritmo continuo de voz hace que la exposición se vuelva monótona, aburrida y lleve al desinterés del auditorio. Evitar hablar con mucha rapidez o con mucha lentitud, ya que pueden producirse muchas fallas de omisión, de reemplazo de palabras que pueden provocar un desgaste mental al auditorio. Evitar en todo momento y en la medida de lo posible usar muletillas, pues su uso o peor el exceso de esas muletillas, refleja inseguridad, timidez o nerviosismo en el expositor.

sábado, 7 de mayo de 2011

TOULMIN Y SU TEORÍA DE LA ARGUMENTACIÓN

Toulmin se basa en la constatación de que uno de nuestros modos de comportamiento lo constituye la práctica de razonar, de dar razones a otros a favor de lo que hacemos, pensamos o decimos. Aunque exista una gran variedad de usos del lenguaje, es posible distinguir entre un uso instrumental y un uso argumentativo. El primero tiene lugar cuando las emisiones lingüísticas consiguen directamente sus propósitos sin necesidad de dar razones adicionales, por ejemplo cuando se da una orden, se pide algo, etcétera. El uso argumentativo, por el contrario, supone que las emisiones lingüísticas fracasan o tienen éxito, según que puedan apoyarse en razones, argumentos o pruebas. Dicho uso tiene lugar, por ejemplo, cuando se plantea una pretensión jurídica, un caso sería que alguien tiene derecho a recibir la herencia.

Entonces, las situaciones y problemas con respecto a los cuales se argumenta pueden ser muy distintos y, en consecuencia, el razonamiento cambia en relación con las situaciones. Sin embargo, es posible plantear algunas cuestiones que son comunes, una de estas cuestiones es la de cuál es la estructura de los argumentos, esto es, de qué elementos se componen los argumentos, qué funciones cumplen dichos elementos y cómo se relacionan entre sí; otra es la de la fuerza de los argumentos, esto es, la cuestión de con qué intensidad y bajo qué circunstancias el material presentado en la argumentación suministra un apoyo en relación con la pretensión que se esgrime en la argumentación.

Para Toulmin, en un argumento pueden distinguirse siempre cuatro elementos que son la pretensión, las razones, la garantía y el respaldo.

La pretensión significa tanto el punto de partida como el punto de destino de nuestro proceder en la argumentación, un ejemplo de la pretensión sería que determinada persona tiene derecho a recibir la herencia. Así, al comienzo de la argumentación, el proponente plantea un problema frente a otro u otros que son sus oponentes. En caso de que el oponente cuestione de alguna forma la pretensión, el proponente tendrá que dar razones a favor de su pretensión inicial, que sean al mismo tiempo relevantes y suficientes, siguiendo el mismo ejemplo sería determinada persona es el único hijo de X, quien falleció sin dejar testamento.

Por su parte, las razones se refieren a los hechos específicos del caso, cuya naturaleza varía de acuerdo con el tipo de argumentación de que se trate; en una argumentación jurídica típica, por ejemplo, serán los hechos que integran el supuesto de hecho de la norma aplicable al caso discutido. El oponente podrá ahora discutir de nuevo los hechos, pero incluso en caso de que los acepte puede exigir al proponente que justifique el paso de las razones a la pretensión.

De ahí que los enunciados generales que autorizan dicho paso constituyen la garantía del argumento. Por tanto, la naturaleza de las garantías depende también del tipo de argumento de que se trate, de manera que podrá consistir en una regla de experiencia, en una norma o principio jurídico, en una ley de naturaleza, etc. En todo caso, las garantías no son enunciados que descifran hechos, sino reglas que permiten o autorizan el paso de unos enunciados a otros. En el ejemplo en cuestión la garantía sería que los hijos suceden a los padres cuando éstos han fallecido sin dejar testamento.

Podría decirse que la distinción entre razones y garantía es la misma que se establece en la argumentación jurídica entre enunciados de hecho y normas, esta distinción jurídica vendría a ser un caso especial de una distinción más general.

Así, el proponente tendrá que mostrar que su garantía es superior a cualquier otra, para ello deberá indicar el campo general de información o el respaldo que está presupuesto en la garantía aducida y que variará según el tipo de argumento. En el ejemplo mencionado el respaldo puede considerarse como la disposición normativa que se contiene en la ley sustantiva, pues si alguien muere sin dejar testamento, entonces su hijo tiene derecho a recibir la herencia. Por ello que el respaldo puede expresarse en la forma de enunciados categóricos sobre hechos, mientras que la garantía no es, una simple repetición de los hechos registrados en el respaldo, sino que tiene un carácter práctico y muestra de qué manera se puede argumentar a partir de tales hechos. Y aunque tanto el respaldo como las razones se refieran a hechos, se distinguen entre sí, entre otras cosas, porque mientras que siempre se necesita alguna razón para poder hablar de argumento, el respaldo sólo se hace explícito si se pone en cuestión la garantía.

viernes, 6 de mayo de 2011

LA TRANSMISIÓN DE IDEAS DE FORMA VERBAL

Las actividades que realizamos cotidianamente implican el intercambio continuo de mensajes que van desde los más simples como el saludar, hasta los más complejos como la transmisión de un tema a través de ideas que deben ser claras para que el mensaje se reciba con el objetivo deseado, esto es, que el receptor lo entienda como el emisor quiere que sea recibido el mensaje. En esta cadena de actos comunicativos, lo que se espera es la que transmisión y la comprensión sean efectivas.

En ese sentido, un factor muy importante para que el mensaje sea recibido con la intención que quiere el emisor es la precisión en el lenguaje, procurando usar las palabras de la forma más idónea y concreta en cada caso.

Hay ciertas recomendaciones que ayudarán a ser precisos en la transmisión de las ideas o del mensaje y que son las siguientes: transmitir una idea por frase, o diversas frases para una, pero nunca diversas ideas en una sola frase; la explicación debe basarse más en las acciones y no en las abstracciones; usar un lenguaje concreto, evitando las vaguedades y las exageraciones; evitar las muletillas o palabras-comodín.

Uno de los vicios más comunes al expresarse oralmente, es el uso de las muletillas, esto es, las palabras o frases que se repiten de manera continua en una exposición y que tienen efectos negativos en el auditorio. Sin embargo, las muletillas, también son de tipo corporal, por ejemplo tener las manos dentro de los bolsillos de la ropa, tocarse frecuentemente partes de la cara o del cuerpo, entre otros muchos vicios parecidos que dan como resultado en cierto sentido el encubrimiento de dudas, vacíos o vicios en la expresión de ideas del emisor, aunque también pueden ser producto de los nervios.

Así también, uno de los instrumentos más importantes en una expresión oral, es el manejo y volumen de la voz del emisor, pues su empleo modulado y correcto ayudará a mantener la atención del auditorio y a enfatizar aquellos puntos que se interese destacar. Por ello, la entonación también tiene un papel relevante, porque con ésta se darán distintas elevaciones del tono de la voz a fin de conseguir variedades de la misma con lo que se puede potenciar la expresividad del emisor en sus intervenciones.

Es necesario llevar una secuencia lógica en la transmisión de las ideas para que al momento de transmitirlas se obtenga el resultado deseado, que es una exposición clara y entendible de las mismas. Los objetivos que persiga el expositor serán de gran relevancia para no saltar de un tema a otro y que con ello no sea entendible su exposición. Considero que el uso de ejemplos también será una herramienta útil para concretar el tema y darle más claridad.

También el interés que tenga el auditorio en el tema que se exponga, será de gran importancia, pues cuando se carece de éste, aún cuando el emisor sea claro y preciso, el mensaje no llegará al receptor.